Palabras y Palabras

“Dejadme sentir la inmensa música de las cosas…
El silencio es la opción ante la intransigencia de las palabras.”
Blaise Pascal

De acuerdo al reconocido investigador del instinto del lenguaje, Steven Pinker (2018)1, “El lenguaje es la parte más accesible de la mente humana. Todos queremos saber cosas sobre el lenguaje, porque esperamos que esos conocimientos nos lleven a entender mejor la naturaleza humana (pág. 441, 2019). En la siguiente gráfica el lector puede encontrar las áreas cerebrales más directamente relacionada con el lenguaje. El área de Broca es el área motriz del lenguaje y en el área de Wernicke está el sector cognitivo lingüístico que nos permite procesar mentalmente las palabras. Las áreas cerebrales relacionadas con la audición en la corteza premotora, hacen posible detectar el sonido de las palabras.

Muchos de nuestros mayores problemas radican en confundir el orden de la naturaleza y el orden de la lógica y el de las palabras. Empeñarse en dar sentido a la vida, es tratar al mundo real como si fuera un conjunto de palabras y no algo acorde con la pautas de la naturaleza. Un objetivo común es el esclarecer la “realidad”. Las palabras tienen mucho que ver con eso. Existe la palabra interna que refleja creencias, valores y elementos inconscientes y la palabra verbalizada que usamos para referirnos a las cosas a lo que pensamos y a lo que para
nosotros es “la realidad”. Melba Escobar, notable escritora colombiana (4 11 2020), afirma: “Las Palabras son el conjuro contra el distanciamiento, el puente luminoso que nos permitirá atravesar ese túnel a pesar de la obscuridad. En tiempos enfermos las palabras reaniman, consuelan, vivifican. Que suerte que estamos en contacto con ellas”

Según E. Pinker, una de las razones por la cual la vida nos parece problemática y buscamos respuestas en la filosofía, es que tratamos de acomodar el orden del universo al orden, de las palabras, otro empeño  destinado al fracaso. Existe una gran diferencia entre el orden establecido del mundo y el orden establecido por las
reglas de la sintaxis y de la gramática. El budismo y el taoísmo no se quedan en un conjunto de ideas, sino en la experiencia. 

Reconocen la diferencia absoluta existente
entre las palabras y la experiencia. Una cosa es la palabra agua y otra la experiencia de tomar agua.

FUNCIÓN DE LAS PALABRAS

En la “Gran historia de todo”, David Christian*, expresa: “El hombre como creatura dedicada a reunir alimento reaparece de la manera más insospechada en forma de recolector de  información: En este sentido el hombre electrónico no es menos nómada que sus antepasados del paleolítico. La gente acostumbrada a hablar de lo que no funciona, comienza a hablar de asuntos que facilitan la cooperación.

EL PODER DE LAS PALABRAS COMO PREGUNTAS

Las palabras se pueden usar para indagar o para afirmar. La forma más sencilla de adquirir conocimiento, de resolver un problema o dilema es formularse a sí mismo u a otro una pregunta. Hay preguntas básicas para las cuales la respuesta es sí o no. Otras son preguntas que actualmente se denominan poderosas (D. Cooperrider, 1999) porque están hechas de palabras estructuradas en forma tal que denotan interés tanto por lo que deseamos
saber cómo por la respuesta que nos da el otro u otros a nuestra pregunta. Estas preguntas tienen un énfasis positivo: “¿Qué puedo hacer para que esto sea útil para usted?”. 

Actualmente un director eficaz de un equipo comercial, en vez de preguntar por qué salió esto mal, puede decir: “Cambiemos de enfoque… Averigüemos qué hizo feliz a nuestros clientes satisfechos. ¿Cómo se sintió usted cuando trató a un cliente con bondad y respeto? Con este tipo de preguntas, se demuestra que formulando preguntas desde un punto de vista
apreciativo, se obtiene la información requerida y las personas ganan reconocimiento, confianza e inspiración porque actuaron bien y así seguirán haciéndolo. 

En “La Gran Historia de Todo”, David Christian (2019) afirma que: “La existencia de un lenguaje común establece entre los
miembros de una comunidad un vínculo que los convierte en una red de información compartida dotada de formidables poderes
colectivos. “Steven Pinker, en el Instinto del Lenguaje”*, dice que para vivir en grupo también es imprescindible percatarse
mínimamente de lo que debe de estar sucediendo en el cerebro de los demás. En la historia de los primates, las facultades de la sociabilidad, la cooperación y la capacidad intelectual, han evolucionado juntos. Las palabras que se usan para preguntar, han facilitado la cooperación.

palabras

Podemos tomar ciertas acciones al hablar, para transformar positivamente el mundo. Puede ser más conveniente utilizar verbos en vez de sustantivos o adjetivos. William Ospina (2020)* se pregunta si será que la demasiada comunicación está sirviendo sobre todo para hacernos sentir que sin ella no existimos…como si viviéramos en palabras, no en realidad. A partir de lo anterior, recomiendo liberarnos de las pautas asociadas al condicionamiento de las palabras, que nos apartan de lo que es. Las palabras propagan la acción como el Soma,
la substancia asociada a la Hipnopedia practicada con los niños del mundo feliz de Huxley2.

Las palabras puede hacer reingeniería emocional. Así pueden obrar ciertas palabras que se repiten en los medios y el marketing de todo tipo, político, e intencional. Palabras que penetran como rayos X. 

Una de las habilidades intrigantes que los seres lingüísticos tenemos es la de la habilidad de referirnos a cosas o estados de cosas, que no están en el campo inmediato del hablante. Esta habilidad a menudo se relaciona con la teoría de la mente, o una conciencia del otro como ser parecido a un mismo con voluntad e intenciones propias. Las palabras que constituyen el lenguaje y sus elementos no verbales, generan una realidad.

Usar un lenguaje de déficit, puede conducir a pensamiento de déficit y viceversa. Así, las palabras que denotan optimismo y esperanza, impulsan hacia el logro. Un ejemplo es el de Churchill y sus discursos. En los peores momentos de la guerra, él mantuvo su optimismo y la fé en la victoria, independientemente de la fuerza de Hitler. Como resultado, el pueblo respondió con acciones que demostraban su creencia de que ganarían.

Estudios sobre funcionamiento de equipos muestran que sus líderes al usar a un discurso con palabras que expresan esperanza hacia el futuro, que reconocen habilidades o competencias articulares, generaban equipos más constructivos. Los humanos tenemos un “marco de referencia” que filtra la información, de acuerdo a si esta encaja con él o no. Inconscientemente, desatendemos la información que no concuerda con nuestro modelo
mental. Así, como yo misma lo he vivido, la emoción es el motor de nuestras acciones y son las palabras, asociadas a estas emociones positivas las que requerimos cultivar para potencializar nuestra humanidad. Son las palabras las que nos permiten decir te amo, te respeto, te acepto o perdóname. Solo así, usando palabras positivas y sanadoras dejaremos el resentimiento que solo nos daña a nosotros mismos. Los invito a que nos comprometamos a hacer un uso creativo y sanador de nuestras palabras, para crear así un mundo digno y amable.

1 Pinker Steven (2018) El Instinto Del Lenguaje. Alianza Editorial, Madrid, España

2 Huxley, Adolph (1932) “Brave New World” Editorial Selector

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